Más de tres años después del asesinato de Joan Coromina, los Mossos d’Esquadra han retomado el caso con una nueva inspección del vehículo del fallecido, una Citroën Berlingo. El objetivo es hallar pistas que contribuyan a esclarecer un crimen que, desde su inicio, ha resultado complejo y desafiante. Coromina murió por un disparo preciso, efectuado desde aproximadamente 100 metros, en un paraje boscoso de Lérida. La distancia del ataque dificultó la obtención de pruebas claras y convirtió la investigación en un rompecabezas para las autoridades.

La inspección del vehículo, clave para nuevas pistas

La revisión actual del coche no es rutinaria. Representa un análisis técnico a fondo del material ya recopilado. Los investigadores buscan evidencias que pudieron pasar desapercibidas o que, con el uso de nuevas tecnologías forenses, ahora pueden interpretarse de forma distinta. Esta práctica, conocida como retroinspección, es común en casos complejos. A menudo, avances científicos o declaraciones nuevas permiten descubrir elementos antes ignorados.

¿Un ajuste de cuentas? La hipótesis más sólida

Las autoridades consideran probable que el asesinato esté vinculado a un ajuste de cuentas. Coromina tenía supuestas conexiones con redes de contrabando. Aunque esta teoría aún no se confirma, ha ganado peso en esta etapa de la investigación. El uso de un arma de largo alcance y la precisión del disparo indican una planificación detallada, lo que sugiere una ejecución premeditada más que un acto impulsivo.

El entorno del crimen también ha sido estudiado a través de reconstrucciones técnicas. Los especialistas analizan el ángulo del disparo y la disposición del terreno para establecer la posición del tirador. No obstante, la falta de testigos y de rastros físicos en el lugar ha entorpecido el avance. Ahora, los investigadores esperan que el análisis del automóvil aporte información crucial.

Efectos sobre la seguridad y el control regional

La reapertura del caso puede tener implicaciones en el panorama de seguridad de Lérida, una zona donde las autoridades combaten el contrabando y otras actividades ilícitas. Si se confirma el nexo con el crimen organizado, el caso podría marcar un precedente. También reforzaría la necesidad de implementar nuevas medidas de vigilancia y cooperación institucional en áreas vulnerables.

Además, esta iniciativa refleja el compromiso de los Mossos d’Esquadra con la resolución de delitos sin esclarecer. Su mensaje es claro: el paso del tiempo no cierra los casos, ni exime a los responsables. La persistencia en la investigación busca no solo justicia, sino también disuadir futuros crímenes.

Justicia tardía, pero aún posible

Reabrir el caso Coromina es más que un intento administrativo. Se trata de un esfuerzo renovado por alcanzar justicia, a pesar de las limitaciones que impone el tiempo. Las autoridades confían en que nuevas declaraciones o conexiones con investigaciones paralelas puedan conducir a identificar a los responsables materiales e intelectuales.

Aunque el desenlace sigue siendo incierto, la estrategia adoptada por los Mossos revela una voluntad firme de luchar contra la impunidad. En contextos dominados por redes criminales sofisticadas, la constancia en la búsqueda de la verdad puede marcar la diferencia entre un caso olvidado y una resolución justa.

Publicado por: Editor Minuto30

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