No siempre es fácil notar cuando un empleo ya no nos aporta. Algunas señales son la falta de motivación, cansancio constante y una sensación de vacío incluso después de lograr metas. El cuerpo y la mente comienzan a dar alertas.
Cuando el trabajo genera más angustia que satisfacción, es momento de replantearse si se alinea con tus valores y metas. También puede reflejar necesidades de cambio, crecimiento o descanso.
Escuchar esas señales es un acto de valentía. A veces soltar un trabajo es abrir espacio para lo que realmente te inspira.