
Se les llama así a quienes absorben con facilidad las emociones del entorno, ya sean positivas o negativas. Estas personas, altamente empáticas, captan estados de ánimo, tensiones o incomodidades incluso sin que se expresen verbalmente. La ciencia ha relacionado esta sensibilidad con una mayor activación de la amígdala y otras zonas del cerebro vinculadas a la emoción y la percepción social.
¿Por qué se agotan con mayor facilidad?
El gran nivel de empatía que poseen estas personas las lleva a involucrarse emocionalmente con quienes las rodean. Esto puede provocar fatiga mental, estrés acumulado y una sensación constante de carga emocional ajena. Si no aprenden a poner límites saludables, pueden terminar afectadas por el llamado “desgaste empático”.
La importancia del autocuidado para perfiles sensibles
Las personas esponja no necesitan cambiar su naturaleza, sino aprender a gestionarla conscientemente. Técnicas como la meditación, el journaling, el contacto con la naturaleza o incluso sesiones de terapia, ayudan a procesar lo absorbido y evitar la sobrecarga. Desarrollar inteligencia emocional y establecer rutinas de autocuidado es clave para preservar su bienestar sin dejar de ser empáticas.