
Antes de iniciar, es clave evaluar el estado de tu computadora: espacio en disco, memoria ocupada y velocidad de arranque. Usa herramientas como el administrador de tareas o apps tipo CCleaner. Identifica procesos que consuman CPU o RAM excesivamente. Tener claridad sobre cuellos de botella y archivos innecesarios te permite priorizar acciones.
Eliminación de archivos y programas innecesarios
Desinstala aplicaciones que no uses, borra temporales y limpia el navegador para liberar espacio. Opta por herramientas como Disk Cleanup en Windows o aplicaciones equivalentes en macOS. También elimina archivos duplicados y optimiza el disco duro o mantén tu SSD con al menos un 20 % de espacio libre. Mantener el sistema limpio impide que el rendimiento se degrade con el tiempo.
Optimización de recursos y rendimiento
Deshabilita programas que se inicien automáticamente; esto reduce el tiempo de arranque. Revisa tu antivirus, actualiza drivers con herramientas oficiales y asegúrate de tener las últimas versiones del sistema operativo. Si tu equipo lo permite, aumentar la memoria RAM o cambiar HDD por SSD representa mejoras significativas en velocidad y fluidez general.
Mantenimiento continuo y futura salud del PC
El mantenimiento no termina tras la limpieza. Configura actualizaciones automáticas, actualiza navegadores y revisa el antivirus periódicamente. Realiza limpiezas mensuales y monitorea el rendimiento con herramientas profesionales. De esta manera, prolongas la vida útil de tu equipo y conservas un rendimiento óptimo, especialmente en tareas profesionales exigentes.