La Biblia ha sido traducida, total o parcialmente, a más de 3.500 idiomas. Esta hazaña no es casualidad: responde a la influencia profunda que ha tenido en múltiples culturas, religiones y procesos históricos. Desde su creación, ha sido un pilar fundamental para millones de personas.
Organizaciones como Wycliffe y la Sociedad Bíblica han dedicado siglos a traducirla, incluso en lenguas que apenas cuentan con escritura formal. La intención ha sido siempre llevar el mensaje cristiano a todos los rincones del planeta, sin importar la lengua o la región.
Además de su contenido espiritual, la Biblia también ha sido una fuente de referencia literaria, histórica y lingüística. Su traducción continúa siendo un desafío cultural, adaptándose a contextos diversos sin perder su esencia.