El plástico es uno de los materiales más presentes en nuestra vida diaria, pero también uno de los principales responsables de la contaminación ambiental. En el hogar, reducir su uso es clave para disminuir el impacto negativo en ecosistemas y la salud humana, ya que muchos plásticos tardan cientos de años en degradarse.
Adoptar hábitos como evitar productos de un solo uso, elegir alternativas reutilizables y reciclar correctamente puede marcar una gran diferencia. Además, esta reducción ayuda a disminuir la generación de residuos que terminan en vertederos o en el mar, afectando la biodiversidad y contribuyendo a la contaminación plástica global.
Esta transformación en el consumo doméstico no solo favorece el medio ambiente, sino que también promueve una conciencia más responsable y sostenible, que es fundamental para garantizar un futuro saludable para las próximas generaciones.