
Durante siglos, se ha creído que la luna llena interfiere con el sueño, y la ciencia ha empezado a confirmarlo. Estudios han demostrado que durante esta fase lunar, las personas tardan más en conciliar el sueño, duermen menos y tienen un descanso menos profundo.
Este fenómeno podría estar vinculado a la cantidad de luz natural o a cambios hormonales sutiles que afectan nuestro reloj biológico. Aunque la iluminación artificial ha reducido el impacto de la luz lunar, el cuerpo humano parece seguir sensible a sus ciclos.
Cómo minimizar su efecto
Usar cortinas oscuras, mantener una rutina constante de sueño y evitar dispositivos electrónicos antes de dormir puede ayudar a contrarrestar los efectos de la luna llena y asegurar un descanso reparador.