El coste económico y social del graffiti en el transporte gallego
En el corazón de Galicia, el vandalismo grafitero ha dejado una huella indeleble, no solo en los vagones de tren, sino también en las finanzas y la experiencia de los usuarios del transporte ferroviario. Durante el último año, la comunidad ha sido testigo de 42 actos de vandalismo en sus ferrocarriles, una cifra alarmante que ha llevado a Renfe a desembolsar 210.100 euros solo en Galicia para hacer frente a este desafío. A nivel nacional, el coste asciende a 25 millones de euros, englobando gastos de limpieza y la inversión en medidas preventivas de seguridad, que incluyen tanto personal especializado como avances tecnológicos.
Las consecuencias directas para los usuarios
Los actos vandálicos van más allá del daño material, afectando profundamente a los usuarios del servicio. Desde retrasos en los horarios hasta la supresión completa de trenes, los pasajeros enfrentan inconvenientes significativos en su día a día. La seguridad se ve comprometida, no solo por la reducción de visibilidad debido a los grafitis en ventanas y puertas, sino también por el riesgo que representan los grafitis en los elementos de seguridad. Además, el acto de pintar durante el trayecto, forzando frenazos de emergencia, y el persistente olor a productos químicos son solo algunas de las molestias que deben soportar los viajeros.