
Según versiones preliminares, el Síndic de Greuges de Barcelona ha presentado una solicitud al Ayuntamiento para prohibir el uso de estufas en las terrazas de bares y restaurantes, sin distinción entre modelos de gas o eléctricos. La medida, presuntamente impulsada por preocupaciones ambientales, busca reforzar las acciones contra la contaminación atmosférica urbana, considerando que incluso las estufas eléctricas tienen un efecto negativo indirecto por el origen contaminante de gran parte de la electricidad consumida.
Una postura integral frente a la sostenibilidad
La propuesta responde, aparentemente, a la necesidad de adoptar un enfoque más amplio en las políticas de sostenibilidad urbana. Aunque las estufas de gas ya han sido objeto de regulación en el pasado, esta nueva iniciativa subraya que la generación de energía eléctrica también conlleva emisiones contaminantes, incluso si no son visibles en el punto de uso. Desde esta óptica, se plantea que una verdadera transformación medioambiental debe considerar el impacto completo del ciclo energético.
Implicaciones para el sector hostelero y el Ayuntamiento
De aplicarse esta prohibición, la hostelería barcelonesa enfrentaría un reto significativo, especialmente durante los meses fríos. La ausencia de sistemas de calefacción en exteriores podría afectar la experiencia del cliente, reducir la ocupación en terrazas y forzar a los establecimientos a invertir en soluciones más sostenibles o a asumir una disminución en su actividad comercial. Al mismo tiempo, esta medida aumentaría la presión sobre el Ayuntamiento para implementar estrategias que equilibren los intereses económicos con los compromisos ambientales de la ciudad.