
Aprender un idioma es una habilidad valiosa y cada vez más accesible gracias a la tecnología. El primer paso es establecer metas claras, como alcanzar un nivel básico en tres meses o mantener una conversación sencilla.
Es recomendable usar aplicaciones móviles que ofrecen lecciones diarias y ejercicios interactivos. Complementar con videos, podcasts y lectura de textos en el idioma objetivo mejora la comprensión auditiva y lectora.
La práctica constante es clave: buscar intercambios lingüísticos en línea o grupos de conversación ayuda a ganar confianza y fluidez. Además, mantener una rutina diaria de estudio, aunque sea de 15 a 30 minutos, asegura un progreso constante.