Agrega Minuto30 a tu pantalla de inicio para acceder más rápido a las noticias.
Un caso reciente en la Justicia española ha puesto sobre la mesa la delicada línea que separa un insulto de un despido improcedente. Un trabajador ha demandado a su empresa después de ser despedido tras llamar “gilipollas” a su jefa al salir de una reunión.