Cataluña implementa pruebas de ADN para identificar a perros infractores

En un esfuerzo por combatir el “incivismo” de algunos dueños de perros, la Generalitat de Cataluña ha anunciado la implementación de pruebas de ADN para identificar a los animales que ensucian las calles. Esta medida, que ya se aplica en algunos municipios catalanes, podría implicar multas de hasta 1.000 euros para los propietarios infractores.

El problema de las heces caninas

Las heces caninas en las vías públicas son un problema común en las ciudades, generando molestias a los ciudadanos y riesgos para la salud. En Cataluña, las quejas vecinales por este motivo han aumentado considerablemente en los últimos años.

¿Cómo funcionará el sistema de ADN?

Los propietarios de perros en Cataluña deberán registrar a sus mascotas en una base de datos genética. Para ello, se les tomará una muestra de ADN a los animales. Posteriormente, las heces recogidas en las calles serán analizadas y, si se encuentra una coincidencia con un perro registrado, se podrá identificar al propietario responsable.

Las multas por no recoger las heces de los perros en Cataluña varían según el municipio, pero pueden llegar a ser de hasta 1.000 euros. Además, los propietarios reincidentes podrían enfrentar sanciones adicionales, como la confiscación de la mascota.

¿Es efectiva la medida?

Los defensores de la medida argumentan que las pruebas de ADN son una herramienta eficaz para disuadir a los dueños de perros de no recoger las heces de sus mascotas. De hecho, en algunos municipios donde ya se aplica este sistema, se ha observado una reducción significativa en la cantidad de heces en las calles.

Críticas y preocupaciones

Algunos críticos han expresado su preocupación por el costo y la complejidad de la implementación de este sistema. También se han levantado dudas sobre la privacidad de los datos genéticos de los perros.

En definitiva, la medida de utilizar pruebas de ADN para identificar a perros infractores en Cataluña es una iniciativa controvertida que genera opiniones divididas. Si bien algunos la ven como una herramienta necesaria para combatir el “incivismo” y mejorar la limpieza de las calles, otros la consideran excesiva e invasiva.