EY

Según versiones preliminares, la marca blanca ha logrado una cuota de mercado del 50%, un hito atribuido al auge de los hogares unifamiliares y al aumento de la inmigración. Aparentemente, estos cambios demográficos están transformando los hábitos de consumo, favoreciendo productos más accesibles y económicos ofrecidos por las marcas de distribuidor frente a las tradicionales marcas de fabricante.

Cambio estructural en el comportamiento del consumidor

Este avance revela un cambio estructural en la forma en que los consumidores toman decisiones de compra. Presuntamente, los hogares unipersonales, con presupuestos más ajustados, y la población migrante, más sensible al precio, han impulsado el crecimiento de productos que combinan buena calidad y bajo coste. Esta tendencia refleja además una mayor resiliencia ante la inflación y un nuevo enfoque hacia el consumo racional y el ahorro doméstico.

Consecuencias para las marcas tradicionales

Una consecuencia directa de este fenómeno es el reto creciente para las marcas de fabricante, que se ven obligadas a replantear sus estrategias. Es previsible que respondan con más innovación, diferenciación de productos y campañas de marketing de valor para justificar precios más elevados. Asimismo, podrían enfrentar una presión sobre márgenes de beneficio, lo que las llevará a optimizar procesos y a buscar eficiencias operativas para mantener su competitividad en un mercado cada vez más dominado por la marca blanca.

Publicado por: Editor Minuto30

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