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Sí, y la ciencia lo respalda. Los colores tienen un impacto psicológico real en nuestro comportamiento y emociones. Por ejemplo, el azul suele asociarse con la calma, el rojo con la energía o la pasión, y el amarillo con la felicidad. Esta relación no es solo cultural, también tiene bases biológicas.

Los diseñadores, publicistas y terapeutas del color lo saben bien. Usan tonalidades específicas para generar ciertos efectos: mejorar la productividad, reducir la ansiedad o fomentar la compra. Incluso, en hospitales se usan colores suaves para tranquilizar a los pacientes.

Aunque la percepción del color puede variar según la cultura, su capacidad de evocar sensaciones está ampliamente estudiada. Incorporar colores adecuados en el hogar o la ropa puede ser una forma simple y efectiva de influir positivamente en el ánimo diario.

Publicado por: Editor Minuto30

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