
La multitarea, aunque ampliamente valorada en el entorno laboral moderno, puede ser más perjudicial de lo que parece. Investigaciones en neurociencia han comprobado que el cerebro humano no realiza múltiples tareas de forma simultánea, sino que salta de una a otra rápidamente, disminuyendo la eficiencia y aumentando la posibilidad de errores.
Además, la multitarea constante eleva los niveles de estrés, afecta la memoria y reduce la capacidad de concentración a largo plazo. Incluso puede dar la falsa sensación de productividad, cuando en realidad está fragmentando la atención y afectando la calidad del trabajo realizado.
Para combatir este efecto, se recomienda practicar la atención plena (mindfulness) y priorizar tareas una a una. El enfoque profundo no solo mejora los resultados, sino que también reduce el agotamiento mental. Menos es más cuando se trata de atención.