
A diferencia de los perros, los gatos son animales muy limpios que se acicalan por sí solos varias veces al día. Por eso, los veterinarios suelen coincidir en que no es necesario bañarlos con frecuencia. De hecho, hacerlo en exceso puede eliminar los aceites naturales de su piel y causar irritaciones o estrés innecesario. Para un gato sano de interior, un baño cada 4 a 6 meses puede ser suficiente, y a veces ni siquiera se requiere.
Sin embargo, hay excepciones. Si el gato tiene alguna condición médica en la piel, está muy sucio por haber salido a la calle, o pertenece a una raza sin pelo como el Sphynx, puede necesitar baños más regulares. En estos casos, es esencial usar un shampoo especial para gatos y evitar el uso de productos para humanos, que pueden ser tóxicos para ellos.
Para mantener la higiene sin tanto baño, lo mejor es cepillar su pelaje con frecuencia, revisar sus orejas y cortar las uñas cuando sea necesario. Y si se va a bañar, lo ideal es acostumbrarlo desde pequeño, hacerlo en un ambiente tranquilo y secarlo bien después. Así evitás que el baño sea una tortura tanto para él como para vos.