La hostelería cántabra se enfrenta a una alarmante falta de personal, un problema que se ha intensificado en los últimos meses y que amenaza con poner en riesgo la recuperación del sector tras la pandemia.
En un intento por cubrir las numerosas vacantes existentes, la Asociación Empresarial de Hostelería de Cantabria (AEHC) organizó una jornada de empleo en la que se ofertaron más de 7.000 puestos de trabajo en diferentes áreas, como cocina, sala, limpieza y administración.
Sin embargo, la convocatoria no tuvo el éxito esperado, ya que solo se presentaron alrededor de 70 personas. Esta escasa respuesta ha generado gran preocupación entre los hosteleros cántabros, quienes temen que la falta de personal pueda traducirse en un descenso en la calidad del servicio y en una reducción de la actividad turística.
Las causas de la baja afluencia a la jornada de empleo son diversas, según apuntan los expertos. Algunos argumentan que las condiciones laborales y los salarios no son lo suficientemente atractivos, mientras que otros señalan que la falta de formación y experiencia en el sector también podría ser un factor determinante.
Sea cual sea la razón, la situación actual pone de manifiesto la necesidad de abordar de forma integral el problema de la falta de mano de obra en la hostelería.
Las autoridades y los empresarios deberán trabajar conjuntamente para mejorar las condiciones laborales, fomentar la formación y capacitación en el sector y atraer a más personas hacia este tipo de empleos.
De lo contrario, la hostelería cántabra podría verse seriamente afectada, con graves consecuencias para la economía local y el turismo en la región.