Un partido de fútbol femenino entre las selecciones de Marruecos y Congo disputado el pasado 2 de junio se vio empañado por una escalofriante agresión que ha dado la vuelta al mundo.
En el minuto 59 del encuentro, con Marruecos ganando por 2-1, se produjo una tangana entre varias jugadoras de ambas selecciones. En medio del tumulto, la futbolista congoleña Ruth Kipoyi propinó un puñetazo descomunal a su rival Yasmin Mrabet, dejándola inconsciente en el suelo.
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Las imágenes de la agresión son dantescas y han generado una gran indignación en la comunidad futbolística. Mrabet tuvo que ser atendida por el personal médico y abandonó el terreno de juego en camilla. Afortunadamente, la jugadora marroquí no sufrió lesiones graves y se recupera favorablemente.
Kipoyi, por su parte, fue expulsada del partido y se enfrenta a una dura sanción por parte de la Confederación Africana de Fútbol (CAF). La jugadora congoleña se disculpó públicamente por su comportamiento, pero el daño ya está hecho.
Este tipo de agresiones no tienen cabida en el deporte y deben ser condenadas con rotundidad. Es importante que las autoridades tomen medidas ejemplares para evitar que este tipo de incidentes se repitan en el futuro.
El fútbol femenino está viviendo un momento de auge y este tipo de sucesos empañan la imagen de este deporte. Es necesario que todos los implicados en el fútbol, desde los jugadores hasta los aficionados, trabajen juntos para crear un ambiente de respeto y deportividad en los estadios.