
El secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, aparentemente influyó en Trump para implementar una pausa de 90 días en la aplicación de aranceles comerciales. Su persuasión llevó al presidente a reflexionar sobre las consecuencias económicas.
La consecuencia inmediata fue una reacción positiva en los mercados financieros, que presuntamente interpretaron la pausa como un posible alivio en las tensiones comerciales globales, ofreciendo a las empresas tiempo para reevaluar estrategias. Sin embargo, la naturaleza temporal de la pausa generó incertidumbre a largo plazo.
Desde el liderazgo económico, este episodio subraya la influencia de asesores clave en decisiones de alto impacto y la importancia de considerar diversas perspectivas antes de implementar políticas con amplias repercusiones globales.