
La disonancia cognitiva es un fenómeno psicológico que ocurre cuando tenemos dos creencias, actitudes o comportamientos que son incompatibles entre sí. Este conflicto genera incomodidad y nos lleva a buscar formas de reducirlo, ya sea cambiando nuestras creencias, justificando nuestras acciones o ignorando la información que nos contradice. El concepto fue propuesto por el psicólogo Leon Festinger en 1957 y desde entonces ha sido fundamental para comprender cómo tomamos decisiones y cómo nos enfrentamos a las contradicciones internas.
Este fenómeno se presenta con frecuencia en la vida diaria. Por ejemplo, cuando una persona que fuma sabe que fumar es perjudicial para la salud pero sigue fumando, experimenta disonancia cognitiva. Para reducirla, podría justificar su comportamiento diciendo “todo el mundo tiene que morir de algo”. Este tipo de racionalizaciones ayudan a aliviar la tensión y permitir que la persona continúe con su comportamiento sin sentirse tan culpable.
La disonancia cognitiva también influye en las decisiones de compra, las creencias políticas e incluso en las relaciones personales. Ser consciente de este fenómeno puede ayudarnos a tomar decisiones más racionales y reflexivas, evitando caer en la trampa de justificar acciones que sabemos que no son las mejores para nosotros.